Un aeropuerto...
... sin pista.
Finalmente no pudimos salir. Un piquete de la UOCRA impidió el paso del tren; y la alternativa aérea se canceló por la falta de pista.
Como teníamos mucho tiempo, nos quedamos en el salón VIP del aeropuerto tomando whisky y esperando a que construyeran la pista por donde despegaría nuestro avión con destino a Chernobyl. Realmente no hay apuro...
A nuestro lado, dos ancianos jugando al ajedrez; uno metódico y otro mañoso. Repentinamente, el metódico patea el tablero y le lanza un florilegio de insultos al otro, quien se mostraba sorprendido. El viejo metódico se levantó y abandonó el salón de un portazo, mientras el otro acomodaba nuevamente las fichas, riéndose por lo bajo.
El encargado del salón nos contó que esta escena se repite desde hace muchos años. Resulta que el metódico gana hasta que el mañoso lo saca de quicio. El mañoso canta, golpetea la mesa, se levanta y vuelve, recrea jugadas retornando fichas caídas al tablero... y así enreda al metódico, quien descansa en las reglas del juego, los códigos de conducta y la confianza. Cuando el metódico está a punto de ganar el juego, el mañoso declara que algo anda mal... porque no debiera haber dos alfiles blancos en casilleros blancos.
Ante los ilusos ojos del metódico, el mañoso torna incoherente el tablero; subsumiendo a aquél en el cómplice barro de una cancha inundada.
Mientras el metódico explota de furia y deja la sala, el mañoso se queda en ella sonriendo de costado.
Y nosotros tomamos whisky caro gratis en un aeropuerto sin pista.
El encargado del salón es Lloyd?
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