jueves, 20 de junio de 2013

En casa


Los amuletos se acomodaron en casa con el resto. Todo vibra acorde.

Llegó el Pony que rescaté de Río Turbo. Por suerte vino.

En casa ahora somos dos, entre muchos amuletos.

Una historia termina un poco después de que termina.

Y esta termina acá.

Pero después sigue.

En otra Era.

martes, 11 de junio de 2013

La Era del Zorro


La llegada del Zorro divide al viaje en dos.

Hola Zorro. Gusto de verte.

viernes, 7 de junio de 2013

Lo que más extraño


Esa sierra omnipresente, protectora y confesional.

Me iba caminando lejos para poder apreciarla en soledad; para reflexionar y meditar; para apaciguar los miedos y la ansiedad.

Recuerdos del lejano sur.

El Pony viene en camino. Escucho su galope.

lunes, 3 de junio de 2013

jueves, 16 de mayo de 2013

La Epifanía


En una Buenos Aires húmeda y diseñada por ingenieros sajones, me dirigía apurado al teatro. Era muy tarde. Llegué y todos ya se iban. Transpirados por este clima tropical, bajando por una escalera de estilo prusiano.

Crucé el paraíso, llegué hasta su loft y bailamos un valls-cha-cha-cha entre sofás marrones. Algunos de terciopelo, otros de cuero.

La pasamos bien... como aquella vez en Mc Donalds, vestidos de leñadores.

lunes, 13 de mayo de 2013

Rezo


En cierto sentido, todavía no volví por completo. No sólo porque mi mente sigue allá por momentos... sino que una parte de mí sigue allá.

Cuando escuche el galope del Pony Blanco viniendo hacia mí, mi viaje habrá terminado.

Mientras tanto, le rezo a los santos que conocí en el camino.

viernes, 3 de mayo de 2013

De mercenario a cipayo




Mi última noche en Río Gallegos soñé que trabajaba para Margaret Thatcher.

Aunque ya haya muerto, sí es cierto que ahora trabajo para los ingleses.

En la entrada de la planta, la Union Jack flameando al lado de la Celeste y Blanca.

Cambio de industria, de lugar, de hábito.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Feliz Día del Trabajador


Hoy toca descansar sin responsabilidades; porque en concreto, estoy desempleado.

Mañana será otro día, con un nuevo trabajo en una nueva industria, pero cerca de casa. Los anhelos se cumplieron.

Quedó todo tan lejos. Una sutil y melancólica angustia.


martes, 30 de abril de 2013

Último último día


Hoy fui a las oficinas de Baires a devolver la BlackBerry y la Notebook: la versión Business de "mi arma y mi placa".

Hoy terminaron mis funciones en este proyecto nefasto.

Hoy terminó oficialmente el entrenamiento.

Hoy salí del agujero negro.

Adiós.

miércoles, 24 de abril de 2013

El Rescate


Finalmente me rescataron los británicos.

Me necesitan para una misión en Brasil.

lunes, 22 de abril de 2013

Retirada



Hasta el paraíso sería desesperante si nunca pudiéramos salir de él.

Las conclusiones son varias, tal vez ambiguas o contradictorias; porque el origen del mal no puede endilgársele a una sola persona, ni a un grupo organizado. El fracaso es producto de una pulseada de a tres, de a cuatro, de a cinco. También pulseadas de a uno: entre los dos discursos de una misma persona.

La Anguila era el árbol que tapaba el bosque. Un árbol retorcido en un bosque espantoso.

Después de un año atrozmente enceguecedor, voy percibiendo las siluetas de los verdaderos culpables. Enceguecedor y esclarecedor a la vez… Paradójico, en definitiva.

Siempre creí que las cosas se hacían mal por culpa de hijos de puta, pelotudos o locos. Según mi teoría, el loco no mide las consecuencias, el pelotudo no sabe que hay consecuencias y el hijo de puta sabe que hay consecuencias y las mide, pero le chupa todo un huevo. Ahora descubrí la cuarta dimensión del fracaso: el cagón. El cagón nunca enfrentará al loco; y el hijo de puta lo convencerá de obedecer al pelotudo. El cagón es el lubricante de este mecanismo diabólico.

Esta obra no terminará nunca por la pulseada entre los gallegos pelotudos, los hijos de puta de sus socios locales, los locos del gremio y los cagones que completan el organigrama.

Las arcas de los rapaces se colmarán del dinero de todos y la energía llegará a la casa de nadie. Los billetes se quemarán al viento de la Patagonia y el carbón quedará bajo tierra; porque así son las cosas, porque eso nos merecemos. Por prebendar, pijotear, pedir desvergonzadamente cualquier cosa, por vaguear, alardear, enroscar, transar, apretar, mentir, embaucar, dejar pasar y desligarnos hipócritamente de todo para seguir como si nada, con cara de piedra.

Llegamos a este nido de víboras porque quisimos. Pude ver, temer y sobrevivir para contarlo; ahora puedo partir de este purgatorio.

Recobrando


lunes, 25 de marzo de 2013

Quemado


Siento que no puedo seguir más en este entrenamiento. Se me cansan las piernas. Me quema la cabeza.

Irme de casa me cuesta cada vez más.

Por suerte me espera el Pony.

jueves, 28 de febrero de 2013

Mientras Cabalgaba IV: Presiones


Cuando uno entra por la ventana, debe dejar que otros también lo hagan.

Cuando todos entran por la ventana, la puerta no se usa y los roles se invierten. Los clientes son contratistas, los contratistas, clientes y todos carroñan de la vaca lechera muerta... en un frenético e infinito puenteo de favores.

Es pintoresco cómo los subcontratistas entran como panchos por su casa, demandando y apretando; como si todos fueran lacayos. Charlan un rato con uno, putean un rato a otro, se calman, se van, hacen un llamadito y enseguida empiezan a caer los llamados de arriba.

Necesitan un boludo que enjuague la ropa sucia, así los risueños gordos tránsfugas siguen cuchicheando tranquilos y tomando mate afuera, entre palmaditas y abracitos.

La patria del manoseo, de la matufia simpática... del apriete de abajo, de los costados y de arriba.

Transan, arreglan y manosean, porque la orden vino de arriba. Un arriba que nunca veremos, un arriba que no está escrito, un arriba que dicen que está arriba... pero que en realidad, está entre todos nosotros.

martes, 26 de febrero de 2013

Mientras Cabalgaba III: Recuerdos Tristes


En Colombia había equipo. Eramos un barco navegando un mar de Zombies.

Acá estoy solo, nadando contra la corriente de un río de gente. Fluye el caudal del recurso humano desde la puerta de ingreso a la puerta de salida; flujos turbulentos y remolinos me intentan ahogar y sólo los espíritus benignos me reconfortan, pero son sólo espíritus.

El Gordo... Cuánto lo extraño; y al resto también.

Las alianzas son fugaces e interesadas; con socios lamentables y mediocres. No los invitaría a mi casa. No los abrazaría. No los extrañaría.

En Colombia había equipo y lo extraño. Temo romper en llanto si vuelvo a pisar las calles de Bogotá.

Recuerdos grises, recuerdos tristes... y algo de arrepentimiento.


lunes, 25 de febrero de 2013

Mientras Cabalgaba II: El Leñador


No quedó más remedio que empezar a hachar. Como disciplina, como ejercicio.

Con la madera hice el fuego y a través suyo vislumbré el final del Tramposo. Descubrí que el Cuerno Rojo era Roberto; que el Tramposo era la Anguila y que el gatillo cruzado del Waikan funciona.

Recordé que primero odié a Roberto; lo cual sentenció a muerte a la Anguila. No hacía falta más nada, sólo esperar. Primero fue Gemelo por Liebre, ahora Tramposo por Cuerno Rojo.

Dejé de odiar a Roberto cuando empecé a odiar a la Anguila. El Francotirador amedrentó a Roberto y éste no atacó más.

Más tarde cayó la Liebre... misma suerte correrá el Cuerno Rojo.


martes, 19 de febrero de 2013

Mientras Cabalgaba I: El Espantapájaros



En ciertas ocasiones, la vorágine de la realidad sólo permite mirarla y no deja tiempo para escribirla; pero mientras más larga se hace la distancia entre la vida y la crónica, los sueños se entreveran para apuntalar el relato.

Siempre me ha pasado eso.

El Pony Blanco fue mi escape, mi refugio, mi fuente de fortaleza.

La Anguila había construido mucho poder; y el Viejito ya no podía ayudarme ni hacer nada al respecto. Este proyecto siempre estuvo destinado al fracaso... a la rapiña.

Los cóndores sobrevuelan la chimenea de la planta; y se lanzan a rapiñar lo que su aguda visión capta.

Zoom!

Y abajo yo solo, como un espantapájaros; mientras la Anguila regaba de carne muerta toda la obra, para que los rapaces vinieran, se apiñaran y enquilombaran todo.

Así fueron mis días por un tiempo, mientras cabalgaba el Pony Blanco.

viernes, 8 de febrero de 2013

Conclusiones


Y un día pasó lo que nadie creía: el invierno terminó...

La Gata Montesa me protegió hasta que el Pony Blanco me llevó lejos, hacia el confín de los anhelos.

La cabeza de la Anguila nunca apareció, sin embargo todos afirman que se la cortaron. Nunca se despidió, lo sacaron del agua... Recuerdo a Murdock contándome que las anguilas son de agua cálida, y que no se bancan el frío. Tal vez haya sido eso... Otros dicen que "la obra se lo comió". Lo cierto es que los temores de una invasión Zombie quedaron sepultados con la Anguila.

Construimos nuestros propios monstruos para temerles en la oscuridad... nuestras propias jaulas de angustia. Demasiadas preocupaciones para situaciones que decantarían por sí solas. Después del invierno siempre viene la primavera. No hay opciones, aunque el invierno sea eterno.

Las flores, el antídoto a mis traumas.

Un nuevo amanecer. Tal vez el día de hoy no sea mejor que el de ayer; pero al menos será distinto.