La primavera en Barcelona está algo fresca este año; de todos modos conseguí los remanentes de la ropa de invierno con descuento y pegué la campera rellena de plumas que me recomendó un amigo sureño.
Todavía no logro visualizar lo que me enfrentaré. Tal vez, en el fondo, no tenga ganas; y por una vez en la vida quiera vivir el presente, sin más vueltas y sin ensayarlo con escenarios mentales.
Esta bitácora podría terminar siendo una aburrida crónica de un viaje sin pena ni gloria.
La paz está en la ausencia de pena y de gloria, parece ser.
No nos prive de la crónica, fernandes, la única forma que tendremos los lectores de vivir su experiencia será leyéndola!
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