Caminamos y caminamos. El invierno recrudecía como a principios de julio. Volvía a pasarnos de vuelta, la desorientación temporal tropical. Un Caribe helado, un trópico de Géminis; de Gemelos y Liebres muertas, de Cuernos Rojos en pie de guerra y Tramposos engendrando la naturaleza.
Imágenes recurrentes, incesantemente molestas, acosadoras e inoportunas para una tortuosa caminata de cientos de kilómetros.
Cargando el ánimo en la mochila, pensé en Ompel.
Un pobre tipo, como nosotros.
Reniego la ompelización de Duncan
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