viernes, 14 de septiembre de 2012

Aterrizaje forzoso


Nuestro escuadrón de Antonovs aterrizó en Ushuaia, con la idea de ensamblar a los Zombie-Cyborgs en la zona franca y fomentar un poco la industria nacional. Seis de las naves cargaban zombies y las otras cuatro, piezas metálicas para mejorarlos cibernéticamente.

Lamentablemente, prohibieron de un día para otro las importaciones, y no pudimos nacionalizar los bienes. Sumado a eso, el alquiler de las aeronaves era muy caro y debimos vaciarlas a las apuradas y dejar todo tirado en un descampado.

Cuando terminamos de bajar el último fierro, nuestra indignación era insoportable. Bronca, vergüenza. Nos sentíamos tan estúpidos por habernos embarcado en una peripecia insólita, a nuestro riesgo, para sacar adelante una obra pública cuyo propio y principal interesado se encargaba de boicotearla.

La única manera de terminarla quedó varada en la aduana.

Esta obra está destinada a no terminar más, nos quedó claro.

Rendidos, nos tiramos a dormir.

Al día siguiente, ya no quedaban zombies... se habían escapado. Tampoco quedaban partes metálicas... se las habían robado. Tratando de ayudar, creamos un mal mayor: zombies y material nuclear a la deriva por la estepa Patagónica.

2 comentarios:

  1. Esto es ficción, verdad? Porqué entonces tus palabras y la foto que les asociaste me dejan tan intranquila?

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  2. Genial! Fuera de que lamento sus muchas complicaciones, me pareció genial lo de ensamblar cyborgs en Ushuaia

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