Txapela, cigarrillo liado y mirada de siglos.
"Hola, soy Jesús."
Tras la infame peripecia a Ucrania, regresé a mi cabaña; porque no podía seguir ausentándome de la obra. Allí me encontré a este cuchillero vasco, de aspecto sombrío y demacrado, caminante del mundo... Mi nuevo compañero de casa.
Ni siquiera eran las seis de la tarde y el vino ya estaba abierto. Papitas, y más puchos. Charlamos mucho, de Lugo y Manressa, de hongos y pescados... De revolución, de lucha armada.
A pocos días de mi cumpleaños número treinta y tres: un etarra llamado Jesús vino a visitarme.
Presagios de combate, camino del destino.
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