Camino mirando al suelo congelado con el teléfono en la oreja. Parece la Luna... piso las huellas de los boogies espaciales mientras espero que el viejito atienda. Atiende y lo saludo muy cálidamente... Siempre lo saludo así, aunque a veces me atienda medio cabrón. No importa. Hay que mantener la buena onda.
El viejito me había puesto una infinidad de pétreos objetivos... Por esta rigurosidad es que la Anguila lo llama "El Ministro". Hay pica entre ellos dos: uno demasiado prusiano, otro demasiado gitano.
Afortunadamente el viejito fue cediendo en sus exigencias a medida que yo lo iba poniendo al tanto de los problemas reales en la obra. Se nota que nunca vino a la obra y que prefiere manejar todo desde unas alturas ministeriales.
A veces levanta la voz para taparme y continuar con su monólogo; a veces se ríe de mis chistes.
Hoy se rió cuando le dije que la única manera de terminar esta obra es trayendo legiones de obreros Zombies-Cyborg de Chernobyl... Pero esto no era un chiste.
JAJAJA es una gran idea! se rió pero seguramente lo proponga en la próxima reunión de directorio
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