Ayer, cuando anochecía, salí a caminar. Mis amigos se negaron a acompañarme... por un motivo que más tarde comprendería.
Se cruzó sensualmente delante de mí y se detuvo. Mi corazón se detuvo, también el tiempo. Me clavó su enigmática mirada. Sagrado espíritu mapuche de fluorescente silencio.
Y siguió.
Respiré.
Sólo te quiere dejar en claro que ella es la dueña del lugar, no ustedes.
ResponderEliminarTú lo has dicho, querido amigo.
ResponderEliminarHay mucho gato en Río Turbio
ResponderEliminarRapido!!..... volvé al trabajo. Inyectate el suero anti locura, antes de que sea tarde.
ResponderEliminarChivil.