martes, 10 de julio de 2012

El Desencantamiento del Mundo


El viaje en el vagón me dejó confundido y el olor del miedo volvía a perturbarme... No entendía lo que pasaba. Temí estar alucinando, estar viviendo una realidad sobrenatural de fantasmas y voces del más allá. Me atemorizó la irracionalidad... dejarme llevar por ella.

Las palabras de mi jefe, el viejito, me dieron paz: "nunca dejemos de ser profesionales"

Puse distancia y me compenetré en el trabajo de manera ascética, porque sólo ello me traería paz. Entendí entonces el sentido de "La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo"; el libro que me recomendara el viejito.

Paz a cambio de desencantamiento. No más fantasmas, no más viajes místicos, ni charlas con el más allá, no más salvaciones mágicas, ni confesiones, ni perdón... Sólo trabajo.

El trabajo da paz, el trabajo libera, el trabajo es un llamamiento de Dios.

2 comentarios:

  1. "el trabajo es un llamamiento de Dios", parece escrito por Donald Trump. Quedarse en lo racional desbarranca, te pone muy turbo. Y es muy difícil estar en la realidad cuando uno está muy turbo.

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  2. El trabajo al menos aleja la locura. En medio de la patagonia y solo con esa mente, patear el cucú para adelante un rato es un lujo.

    Abrazos desde chivilandia.

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