viernes, 8 de junio de 2012

El Semblante de un Hombre Derrotado

Yo ya había oído sobre Carlos Ompel. Nada en especial, sólo su nombre y que algo había tenido que ver con Construx. Hace una semana lo conocí. Es el responsable de control de costos; algo que parece haber brillado por su ausencia en este proyecto.
Abel conocía a Ompel. Aquél lo había contratado en Construx, luego se fue, y más tarde apareció en Tecniberia, la empresa española que es dueña de la mitad de Construx. Hoy está acá, en Tecniberia, como un musgo en un rincón de un edificio humedecido.
Su saludo fue escueto, levantó por un instante imperceptible sus ojos y siguió mirando para abajo. Mirando sus cosas. Sus planillas inservibles. El poco pelo que tiene se lo peina para un costado, para ocultar su calva. No mira cuando uno lo saluda y apenas esboza un gutural saludo que significa “Que ni se te ocurra a pedirme algo”.
Todos saben que Ompel se pasa el día jugando al solitario. Su excusa es que no puede hacer nada con el quilombo que es este proyecto. En las reuniones permanece en silencio, muerde suavemente sus labios, golpea delicadamente la mesa con la punta de su birome y niega sutilmente con la cabeza.
Todos saben que Ompel es un hombre derrotado.

1 comentario:

  1. Siempre hay que cuidarse de los tristes como Carlos Ompel. Hay que cuidarse mucho de los tristes como Carlos Ompel

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